Por un tiempo largo no escribí.
Nada.
Ni una letra.
Las razones son varias: algunas de menor valor (pavadas en último término), otras de tanto peso como un agujero negro (ojalá pueda contarlas algun día). Pero el punto es que hoy, a raíz de un sabio consejo de mi amigo Santiago Troncar, decidí salir de blogtracismo y empezar a escribir de nuevo.
Por lo tanto, en este acto, en las palabras del Dr Victor Frankestein, este blog: “it’s alive!, it’s alive!”.
