Una vez más, un libro que me regala mi viejo se mete en la lectura de lo que estoy leyendo en ese momento. Tal vez debería abandonar la costumbre de “espiar” los libros en cuanto me los dan, porque si está bueno, me entusiasmo y sonó la obra con la que me haya agarrado.
En este caso, le tenía un poco de desconfianza al asunto: dudo de los libros que no se pueden decidir por un título. Este tiene como 3 o dos y medio (no me decido). Se lo puede llamar a) el libro de Moreno, b) el buen salvaje (no el de Rousseau, Moreno) c) la política del garrote o d) (todo lo anterior): “El buen salvaje. Guillermo Moreno: la politica del garrote“.
Mucho título, insisto.
Más allá de este detalle, no pude parar de leerlo. Tuve el disgusto de conocer a Guillermo Moreno cuando trabaja en Terra y esta empresa estaba gestionando una licencia de telecomunicaciones para ser un ISP. Me quedé helado por lo soberbio, desagradable, petulante, descortes -en resumen- maleducado, que era el ministro de comunicaciones.
Poco o nada me podía hacer imaginar que este arado podía llegar a ser el Secretario de Comercio algún día.
El libro de Cabot y Olivera es un recopilación de todas las burradas, matoneadas y muestras amplias de ignorancia que llevó a cabo este hombre desde su más tiernos orígenes hasta su actual condición de Ministro del Ministerio de la Verdad, si se me perdona la Orwelliada.
Moreno es un tipo que se jacta ante quién quiera escucharlo (no creo que nadie quiera, más probablemente sus interlocutores no tengan otra salida) que él “se cargó a cuatro ministros“, lo que -sin duda- es verdad. También es muy común escuchar en su entorno decir que: “el napia es duro, pero si tiene algo es que jamás, nunca, tocó un peso”.
En fin: supongo que Hitler también era muy honesto.
Resumiendo: muy buen libro pero sólo si se tiene fascinación morbosa por este monstruo.

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