Día 2 – SXSW Interactive 2012

Si alguna vez tienen la suerte de poder venir a SXSW (ojalá que estos post sirvan para que la decisión sea más facil) tengo una recomendación para hacer. Mucha gente habla de las fiestas de SXSW como algo maravilloso, una oportunidad de networking única y lo mejor que se inventó desde los palitos salados en bolsita.

Nada de eso es verdad.

Por lo general las fiestas son una colección de borrachos / as, más interesados en el concepto de party gringo (mamarse hasta caerse redondos) que el de conocer gente. Por lo tanto, recomiendo una cenita, irse a la cama tempranito y estar fresco como una lechuga al día siguiente.

Dicho este disclaimer de abuelo mala onda, vamos a las charlas de hoy.

 

Primera charla: LEAN STARTUP: Dave McClure Uncensored (LOL)

Vengo escuchando lo de Lean Startup desde hace rato y cada vez que le pido a un amigo que está en la entrepenaurización que me lo explique, siempre sale un tema mejor y queda postergado. Esto me demuestra que o es un tema del que nadie sabe nada o que es muy aburrido.

Después de la charla de hoy, creo que es el segundo.

Los que hace lean startup lo consideran un gran invento, pero lo mismos panelistas sostienen que por cada ejemplo de que la filosofía “lean” funciona, ellos mismos tienen ejemplos de que no lo hace.  No me voy a poner a explicar en este post que es lo de lean. Una explicación decente está acá.Me siento un poco culpable porque el que habó fue Eric Ries, que es el que inventó el término y toda la movida que viene detrás y es medio como Cristo en carne mortal explicando las bondades del bautismo. Pero les puedo decir que la mañana empezó floja y que se vuelvo a escuchar a alguien decir “minimum viable product”, le pego un sopapo.

 

Segunda charla: Top Chef: How Transmedia is Changing TV

En Argentina, el país donde vivo, no dan el show Top Chef. Por lo que ví, es una especie de Project Runway de la comida, donde semana a semana van quedando diferentes cocineros afuera.

El panel de la charla consistía en explicar qué habían hecho más allá del aire para llevar el concepto del show a otros medios (que por cierto, nos lleva a la definición de qué es transmedia:  el desarrollo narrativo de transmedia (que también se conoce como narración multiplataforma) es la técnica utilizada para narrar una historia a través de diferentes plataformas y formatos usando las actuales tecnologías digitales. Y es importante no confundir transmedia con contar la misma historia, pero en diferentes plataformas y formatos.

Sentaditos delante de todo el público estaban cuatro ejecutivos de la cadena Bravo: Aimee Viles VP de Emerging Media; Andy Cohen EVP, Dev & Talent, Bravo Host; Dave Serwatka VP de Current & Cross Platform Productions; Lisa Hsia, EVP de Digital Media Bravo Media y Tom Colicchio Juez principa/Top Chef.

Me gustó uno de los títulos: emerging media. Me dio algunas ideas. Pero ese será otro post.

En resumen, lo que esta gente contaba era que lo que hicieron fue, cada vez que uno de los participantes era eliminado, se lo llevaba aparte y se le decía que tenía una nueva oportunidad en un show sólo para la web llamado “Last Chance Kitchen”. En esa versión, los perdedores se enfrentaban entre ellos, pero no en desafíos colectivos sino “uno a uno” y los votos de la gente definían, la cantidad de seguidores en twitter definía, las batallas entre ellos en el sentido de “quién es mejor” y que la gente votaba, definía. En resumen: una estructura digital completamente nueva para una segunda vida de los participantes.

De más está decir que de momento que esta gente está exponiendo lo suyo en SXSW, la cosa fue un éxito.

 

Tercera charla: Everything Is a Remix, so Steal Like an Artist

Me encantó. El panel estaba compuesto por dos personas: Austin Kleon y Kirby Ferguson. El primero se define como artista y el segundo como filmaker (se me escapa ahora la traducción de esa palabra al castellano).

Ferguson hizo una serie de documentales ex-ce-len-tes que están disponibles en la web llamados Everything is a remix (les dejo el link para que vayan a verlos porque son excelentes), pero en resumidas cuentas sostiene que los tres elementos principales de la creatividad son: copiar, transformar y combinar. Y diría que concuerdo en un 100%. Nada sale “en nihilo” sino que es resultado de las ideas que escuchaste, aprendiste o viste antes. Gran descubrimiento este muchacho.

Ahora vamos al segundo: Austin Kleon.

O será que el anterior me gustó mucho o que Mr. Kleon tenía una forma de hablar que me resultaba tremendamente irritante (se lo puede escuchar en este video), pero me pareció un ganso. Sin embargo, tiene un libro que es lindo: Steal like an Artist. Y gente muy inteligente como Seth Godin dicen que el libro es buenísimo. Por lo tanto, vamos a ponerle un manto de piedad al muchacho, mañana compro el libro porque me lo pidió mi amada @chicaequis y veremos si es pavo o no. Pero para que se den una idea: después de escucharlo, no sé de qué va el asunto de su teoría.

 

Cuarta charla: Best Practices for Supervising Millennials

Si bien no esperaba encontrar el Shangri-la a las preguntas que me hago todos los días en mi trabajo, esperaba al menos encontrar algunas respuestas. Y en realidad esta charla se transformó en una especie de sesión de AA de los problemas que los Generación X tenemos al trabajar con la Generación Y. No obtuve respuestas, pero salí refrescado al ver que no era el único al que le pasaban estas cosas.

Te queremos, Ramiro, te queremos.

 

Otro libro firmado: In the Plex, de Steven Levy

Al autor lo vengo siguiendo desde otro libro que leí: Insanely Great (que como un gil me dejé en el hotel habiéndolo traído especialmente para que me lo firmara), que era la vida adentro de Apple. Y más allá de que siempre escribe en Wired, es un tipo al que admiro. Pues bien, ahora tengo dedicado su último libro sobre cómo es la vida dentro de Google.

 

Quinta charla: Abundance: The Future Is Better Than You Think

Si te van las nerdadas de alto vuelo, te tiene que caer bien Peter Diamandis. Y cuando digo alto vuelo, me refiero a 100 km. de altura o más, porque Diamandis es el creador del X Prize, el premio para el primer particular que pudiera llegar al espacio con una nave privada y el fundador de nada menos que Singularity University, institución que dio cobijo a varios argentinos nada tontos.

Su charla fue excelente, tanto que a la salida me compré el libro autografiado (seguimos choluleando). Tan buena fue la charla que le voy a dedicar un post aparte al regreso en BA.

Y dicho esto, hago cambio y fuera.

 

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Día 1 – SXSW Interactive 2012

Ok. Pasó el primer día. Creo que un buen resumen de la sensación que se percibe durante todo el día la resumió Maximiliano Vaccaro, un viejo compañero de Discovery Networks Latinoamerica: “no importa lo que hagas, no importa cuánto lo pienses: siempre vas a ir a sólo cinco conferencias por día”. Y creo que es una excelente síntesis. Hay tanto para ver, tantas cosas interesantes para escuchar que -al menos me pasa a mi- te quedás con la sensación de que te perdés algo. El único paralelismo que se me ocurre es que te dieran la posibilidad de visitar y llevarte parte de un tesoro cuasi infinito: pero sólo aquello que te quepa en los bolsillos. Si bien sería una fortuna, la sensación de que dejás de lado más de lo que te estás poniendo encima, no deja de ser abrumadora. Y un poco el sabor que estoy viviendo es ese: lo que me puedo poner adentro del bocho es apenas un reflejo de todas las ideas interesantes que se estan comunicando.

Pero es lo que hay.

Les cuento de este primer día.

Primera charla: Get Smart! Hack Your Brain for Peak Performance

En algún post anterior comenté que estaba usando un Fit-Bit y que creía que, cuanto más información se tenía de el propio OS de tu cuerpo- más podías tunearlo, mejorarlo o hackearlo. La tendencia sigue firme y es así que tres caballeros muy inteligentes presentaron los diferentes avances en este tema. Primero habló Michael Scanlon, co-fundador y Chief Scientist de Lumosity, empresa que hace juegos para “reeducar” el cerebro. Una cosa que me llamó la atención en su presentación: según sus estudios, es tan malo para el cerebro dormir muy poco (2 horas) como también lo es dormir mucho (10 o más horas). Vagos del mundos: os habéis quedado sin argumentos (entre ellos me encuentro yo). Pero dura lex sed lex y donde habla la ciencia, los dormilones debemos cerrar el pico. Y despertarnos antes.

Luego le llegó el turno a  Daniel Wetmore co-fundador de  Sheepdog Sciences e investigador de laUniversidad de Stanford. Tiró una definición que me pareció brillante: “Mind hacking: leverage what your brain does well to make up for what it does poorly”. Traducción: Mindhacking: apalancarse en lo que tu cerebro hace bien para compensar por lo que hace mal. Brillante. Y por último  habló Dave Asprey, que se define como Biohacker & Entrepreneur, funador de la empresa The BulletProof Executive/Trend Micro. Tal vez, de los tres oradores, el que más sentido del show tenía. Mostró fotos suyas en plan “antes” (gordo y triste) y fotos del “actual” (atlético y con mirada de canchero ganador). Me parece que este último, más que brainhacker cae en el pecado gringo de creer que todo puede ser reductible a un sistema, donde a determinado input corresponde un determinado output. Es decir que todo, TOOOOOOOOODO se puede arreglar a través de la modificación de patrones de comportamiento y el non plus ultra de esto es a a través de neurofeedback de las más variadas formas y colores.

Me parece interesante que juzguen por ustedes. Les dejo los links a las empresas respectivas de estos muchachos:

http://www.lumosity.com/

http://www.sheepdogsciences.com/

http://www.bulletproofexec.com/

Segunda Charla:  Give Me an Invite! Creating User Demand at Launch

No todo en la vida son rosas y no todas las charlas a las que uno asiste son garantía de que la peluca va terminar en la última fila de que como te la va a volar el speaker de turno. Y en este caso, me clavé. Feo. Porque podría haber asistido a Gamify and Socialize: Beyond the Buzzwords, Your Brain on Multitasking, The Secret Lives of the Brain o Teaching Touch: Tapworthy Touchscreen Design. Y sin embargo no pude alimentarme de ninguno de esos cuernos de la abundancia (al menos así me los imagino, a lo mejor eran clavos iguales o peores) y me tuve que comer la decepción de no obtener ni lo que buscaba, ni nada interesante ni nuevo. Ufa.

 

Tercera charla:  MIT Media Lab: Making Connections

Por lejos, LA conferencia del día. Vuela pelucas. Quema cabezas. Sacude bochas.

Para empezar, el principal orador del equipo era Joichi Ito, el Director del MIT Media Lab. O dicho de otra manera: el sucesor de Nicholas Negroponte. Y como buen sucesor, me parece que es muy 2.0, en el sentido que es como Negroponte, pero mejorado. Más calido, más comunicativo, más abierto.

Para empezar, habló de qué era el Media Lab como organización y como ellos sentían la necesidad de “ocupar” (en el sentido de las recientes “ocupaciónes” de Wall Street, Madrid, etc) eventos como SXSW para contar qué hacían y para conectarse con la gente, porque de otra manera, sólo se terminan juntanto “entre ellos” y se puede matar la innovación. ¡¡¡Y estamos hablando del f#%&ing Media Lab del MIT!!!

Iban a un ritmo bastante loco, pero les tiro algunas de las frases que llegué a garabatear.

Internet no es una tecnología: es una filosofía

Las redes de bajos costos = bajo costo de innovación.

Cuestioná la autoridad y pensá por vos mismo. Pero ojo, cuestionar la autoridad no significa ser irrespetuoso, sino pensar que las cosas pueden ser diferentes a como nos las dijeron. Nadie ganó un premio Nobel por hacer lo que le decían.

La gente que inventa los estándares, son los del MIT en la costa este. Pero la gente que usa los estándares y hace dinero, estan todos en la costa oeste.

El MIT no es inter-discplinario: es anti-disciplinario. Si lo que un investigador está haciendo, cae en una disciplina que no es en la que se graduó pero tiene más que ver con lo que hace, que se vaya con esa gente. Puede ser un músico con ingenieros o un matemático con músicos. Y si la disciplina no está inventada, mejor aún: el MIT es el lugar para esa persona.

La innovación ya no sigue al poder y al dinero. Ahora el dinero y el poder siguen a la innovación.

Queremos que desaparezcan los mouses. Y en algún momento, hasta vamos a querer que las pantallas desaparezcan absorbidas por nuestro entorno.

Como se verá: vuela cucas.

Y una cosa simpática: el resto de los speakers, parte del equipo del Media Lab (Andy Bardagjy, Investigador;  Catherine Havasi, Científica investigadora; Yadid Ayzenberg. estudiante graduado y Yves-Alexandre de Montjoye, candidato a PhD MIT) tenían conectados unos sensores producidas por la empresa Affectiva, que es un spin off del Media Lab.  Estas pulseras permitían que, en tiempo real, pudieras ver las estadísticas vitales de cualquiera de los spekers (stress, frecuencia cardíaca). Y era muy gracioso ver los “picos” que se producían cada vez que hablaban o respondían preguntas. Al final serán del Media Lab y todos muy PhD, pero se ponían nerviosos como cualquier humano. 🙂

 

Y un libro firmado: Reality is Broken, de Jane McGonagal

Si no la conocen, les recomiendo mucho que vean su charla en TED. Acaba de publicar un libro, Reality is broken. Y no pude contenerme y le pedí que me lo firmara. En fin… cada quién es fan del que quiere. ¿no?

Tengo más comentarios misceláneos muy interesantes, pero parafraseando a Fermat: “He encontrado cosas realmente admirables, pero el margen del blog es muy pequeño para ponerlas.”

Mañana seguimos.

 

 

 

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SXSW Interactive 2012

Este año los hados me fueron favorables y puedo asistir a SXSW Interactive. ¿Qué es eso? pensarán algunos de ustedes.  Paso a explicar.

En 1987 varios periodista del Austin Chronicle, que vendría a ser como una especie de Village Voice local, decidieron hacer un festival musical. Esperan 150 personas y vinieron 700. Unos años después decidieron sumarle otra sección, llamada “Film y Multimedia” (no ser rían del nomnre, que en los 90’s era lo más). Obviamente la cosa fue creciendo hasta que South by Soutwest Film, Interactive y Music son tres eventos diferentes, pero como se imaginarán, el más grande terminó siendo Interactive. Sólo el año pasado, para que se den una idea, vinieron más de 20.000 personas (yo no fui una de ellas), pero este 2012: es el año de la venganza.

Las charlas que hay son muchas, muchísimas, lo que hace que la elección de cada hora y cada día sea una mezcla de neurocirugía con revoleo de moneda, salvo que alguien encuentre la fórmula que se le atribuye al Padre Pío y pueda estar en dos conferencias simultáneamente.

Mi idea es, cada noche, volcar todo lo que vaya viendo, percibiendo y destilando de lo que -a primera vista- transmite toda la sensación de ser un festival de ideas, imaginación y creatividad.

Sé que hay otros argentinos presentes del mundillo digitalo. A medida que los vaya encontrando, los iré sumando a estas crónicas diarias.

En fin, mañana ya largamos. Por lo que estén atentos y -si quieren- sumen el feed de twitter de este servidor (@ramirofv), que también tendrá real time updates.

¡Ah! Y una más, antes de que me olvide: el nombre del festival es un juego de palabras con el título de la película North by Northwest, de Alfred Hitchcock (en Argentina se llamó Intriga Internacional. Qué horror).

 

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The Feather Men

Siempre me gusta decir que el libro es mejor que la película. Y creo que, muy pocas veces, pude decir que la película era tan buena como el libro. La versión de El Señor de los Añillos, creo que fue uno de esos casos.

De manera similar, llevaron al cine “The Feather Men” con el título “Killer elite”. La protagonizan Robert DeNiro, Clive Owen y Jason Statham. Alquilé la película, me gustó y cuando vi que estaba basada en un libro, agarré el libro.

Y -y esta vez inviertiendo el orden (peli primero, libro después)- es que mi veredicto vuelve a ser el de siempre: el libro es mejor.

The Feather Men es una historia real que es demasiado simple para la ficción. La muerte es demasiado absurda y vanal y los asesinos, son profesionales de liquidar seres humanos, como podrían ser vendedores de seguros.

Pero ahí estan mezclados, el SAS británico, viejos jeques de Oman, matones a sueldo y alguna plata generosa.

Si te gustan la de espías (pero las de “en serio”, no las de James Bond), The Feather Men es para vos.

Eso sí: en la peli hay happy end. En el libro, olvidate.

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La voz del cerebro

Copyright: Ned T. Sahin, Ph.D

La foto de más arriba es muy interesante.

Es una matriz de multi-electrodos para una electrofisiología intracraneal.  Además de tener un nombre muy largo, la matriz en cuestión sirve para ayudar a enfermos de epilepsia en el control de sus ataques. Pero una vez que tenían un cerebro así de cableado, el equipo de neurocientíficos de la Universidad de California decidieron grabar la actividad cerebral de 15 personas ubicando los electrodos en una zona del cerebro que controla algunas funciones del sistema auiditivo llamada gyrus superior temporal.

La premisa era simple: se le pedía a los pacientes que leyeran una palabra y, milisegundos después, se registraba la actividad neuronal que se producía en la zona que mencionamos antes.

Tomamos luego esos datos, los pasamos por un sofware que decodifica la info y voilá! podemos “escuchar” lo que la persona leyó.

Las repercusiones de algo así -al menos para mi- son enormes. Imaginen que en el día de mañana se puede dirimir un juicio simplemente “reconstruyendo” aquello que una persona recuerda (claro que siempre puedo “recordar” una mentira). O piensen en pacientes como Hawkings, que sólo tendrían que “pensar” las palabras para que una computadora las modulara sin una demora perceptible.

Les dejo un archivo con las reinterpretación de las palabras leídas en el experimento. Reconozco algunas (doubt, structure) otras no entiendo qué dicen. Más allá que esa clase de audio deformado me da miedo (en serio, me asusta) np puedo dejar de escucharlo una y otra vez.

brain_words.mp3

Y una cosa más: me vino a la cabeza una escena de la película 2001, donde le van sacando el “cerebro” a Hal. Medio que suena igual.

Para más info: Nature News. Voicegrams transform brain activity into words

 

 

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El dulce vértigo de los extremos

Temo que este post va a sonar un poco Grondonesco (no de Julio, sino de Mariano). Pero vamos igual
Aristóteles dividía las formas de gobierno en formas puras o perfectas versus impuras o imperfectas. Es decir que a cada forma de gobierno, le correspondía una versión “degradada” de la misma:  a la monarquía, se le oponía la tiranía; a la aristocrácia, la oligarquía y a la democrácia, la demagógia.
Más allá de que la República Argentina probó todos los gustos en la heladería aristotélica, me gustaría tomar esta idea (la de las formas puras e impuras, no la de los helados) y utilizar algo similar para analizar el tema de la inseguridad. Especificamente, el TT “Villa 31”, que estuvo dando vueltas estos días.
Agarremos una sábana blanca, pongámonosla como una toga, y similar a Aristóteles, vamos hablar de “argumentos” perfectos o imperfectos (cuáles son los unos y los otros, por supuesto que lo defino yo, que soy al que se le ocurrió lo de afanarle la idea al griego).
Como decía: argumenos perfectos o imperfectos.
A la forma perfecta del argumento: “En la Villa 31 te pueden afanar feo” se opone la forma imperfecta: “En la Villa 31 son todos chorros”; y a la forma perfecta “En la Villa 31 también hay laburantes” se opone su contraparte imperfecta: “En la Villa 31 son todos víctimas de una sociedad injusta”.
En pocas palabras, reconocer que en la Villa 31 -y en todos los barrios marginales- la policía no entra salvo a “los bordes” es un hecho y es una realidad, y que la criminalidad existe, también (por cierto, recomiendo muchísimo leer “Cuando me muera quiero me que toquen cumbia” y Si me querés, quereme transa”, ambos del periodista -para mi, antropólogo-  Cristián Alarcón y Sociología del delito amateur de Gabriel Kessler).
También es un hecho que existe gente como Camilo Blajaquis, poeta, dueño de un nihilismo que no comparto, pero tampoco viví el 0,00001% de lo que vivió él.
Y aca viene lo que para mi, es un problema: me siento como el orto por sentirme como el orto.
Veamos
Yo pago los impuestos. No dibujo ganancias.
Recojo la caca del perro. Freno en los semáforos cuando voy en bicicleta.
Cruzo por la senda peatonal. Dejo pasar a las señoras mayores en el colectivo.
No acepto coimas. No ofrezco coimas.
Trato de ayudar a todos los que puedo. Trato de no faltarle el respeto a nadie.
Les enseño a mis hijas que lo basureros son tan importantes como los médicos, que hacen un laburo durísimo, respetable y necesario. Les explico que los papás de sus abuelos vinieron de Galicia con una bolsita de tela como toda fortuna.
En pocas palabras: hago -dentro de lo que puedo- todo lo posible para ser un buen ciudadano, una buena persona.
Entonces ¿por qué tiene que ser mi culpa la marginación de alguien que vive en la Villa 31, que por esa marginación (familias destruídas, abusos) esa persona no conoció otra cosa que la violencia desde chico, que para escapar de esa violencia primero fueron las bolsas de poxi-ran, luego el paco, y el paco muerde feo, ergo esa persona sale con un fierro, y como no me encontró con plata encima, me pega un tiro en la panza?
Fin.
Todo el escenario que acabo de contar, ocurre.
A mi me afanaron, fierro en las costillas, me llevaron de paseo, me vaciaron los ahorros (luego lo volvió a hacer el Estado, pero de eso hablamos otro día). Yo no hice nada para merecer que me robaran.
Tampoco quién tiene la reputísima mala suerte de nacer en la Villa 31 hizo nada para merecer ese destino.  Yo quiero cambiarlo, creo en la educación, creo en el rol del Estado y en el imperio de la ley.
Y también, me siento culpable. ¿Por qué yo sí y “el otro” no? ¿Por qué a mi se me “dieron todas” y al pibe que está en la puerta del Alto Palermo no se le dió -y probablmente no se le de- ninguna?
Esa duda, me da culpa. Me hace sentir como el tujes, pero por otro lado, no me quiero sentir así porque -racionalmente- no siento que haya hecho nada para propiciarlo. Ni por acción, ni por inacción.
Y tratando de cerrar el círculo, cuando entran en juego estas emociones (es mi culpa / no es mi culpa), es que los argumentos del principio se transforman en imperfectos. Cuando la culpa pequeñoburguesa se adueña de mi, caigo en un: “En la Villa 31 son todos víctimas de una sociedad injusta”. Pendularmente, cuando me entero de un afano, cuando la policía me recoge de la autopista Lugones a la que me subo con mi bicicleta por error (sí, lo sé, soy un gil) y me dice: “suerte que te vimos antes, porque con tu bicicleta, si entrabas para el lado de la 31, no salís”, me da miedo y caigo en el otro argumento imperfecto: “En la Villa 31 son todos chorros”.
Supongo que la verdad está en las formas perfectas, que se resumen en  un: “en la Villa 31 te pueden afanar feo, pero también hay laburantes”.
Mi desafío, todos los días, es evitar el dulce vértigo de los extremos del péndulo.

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PETMAN, o el Cyber Tony Manero

Cuando lo ví, automáticamente pensé en dos cosas: 1) la escena del comienzo de Fiebre de Sábado por la Noche, en donde Tony Manero (John Travolta) va caminando por la calles de New York al son de Staying alive de los Bee-Gees, con su pasito canchero y un tarrito de pintura y 2) el video de BigDog, otro robot que camina, que es empujado y que cuando Skynet se despierte va a matar a miles de humanos simplemente bajo el principio de “Vos empezaste, ¿te acordás cuando me pateabas?”.

Más allá de los chistes, PETMAN es un desarrollo de Boston Dynamics, la misma empresa de BigDog y realmente es impresionante ver adonde están llegando. Y ojo cuando vean el video: los cables que “sostienen” al robot no lo están sosteniendo en sí, el bicho esta haciendo equilibrio en dos patas, sólo están por si -Cyberdios no lo permita- diera un paso en falso y evitar que se rompa contra el piso.

Hace unos posts, comenté el libro Robopocaypse, ¿lo recuerdan? en muchas escenas del libro, robots como PETMAN y BigDog “ayudan” a los humanos en la guerra contra los robots “malos”, esto es claro está, una vez que fueron atrapados y “flasheados” en su firmware nuevamente.

Mientras Siri siga siendo bueno (el software de Iphone, no Santi Siri que todos sabemos que es buen tipo) van a ser todos risas. Lo lindo va a ser cuando algunos de estos aparatos nos miren fijo y nos pregunten: “¿a quién empujabas?”.

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¡¡Cumplimos 4 añitos!!

Hace exactamente 4 años, el 1 de enero de 2008, hice el primer post de Digistoria. Japi berdei tu mi.

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Driving Mr. Albert

La mañana del 18 de abril de 1955, el Dr. Thomas Harvey estaba de turno como patólogo en el hospital de la Universidad de Princeton. Tenía delante suyo un cadaver famoso, no por su proezas físicas, sino intelectuales: el cadaver de Albert Einsten. Y acá es cuando la historia empieza a ser increíble.

Harvey decide que el cerebro de Einstein debía ser estudiado en profundidad. A pesar de no ser neurologo, está convencido que nadie mejor que él podría llevar a cabo la tarea. Munido de una sierra, hace lo suyo y extrae el cerebro del padre de la Teoría de la Relatividad General.

Y se lo lleva a su casa.

Y lo guarda en formol durante 45 años en un frasco grande de galletas.

Aunque parezca increíble, esta historia es absolutamente real. Michael Paterniti, periodista, había escuchado el rumor del “científico que se había robado el cerebro de Einstein y lo tenía en su casa”, pero siempre lo había descalificado como un mito urbano. Pero un día, un encuentro casual, le confirma que no sólo era cierto, sino que lo podía poner en contacto con el Dr. Harvey.

Paterniti convence a Harvey que, después de más de 40 años de tener el cerebro, nunca haber hecho ningún estudio, tal vez sea hora de devolverlo a los familiares de Albert Einstein, en ese momento, su nieta Evelyn Einstein.

Así comienza un viaje de costa a cosa por los Estados Unidos con un viejo patólogo, un periodista haciendo de chofer y el cerebro de Albert Einstein en un tupperware en el baúl.

Una de las mejores partes es cuando Harvey decide que quiere saludar a quién fuera un vecino en un momento de su vida: nada menos que William Burroughs. Ese relato que combina a un viejo patólogo como un Gollum con un cerebro y Burroughs totalmente quemado (moriría meses más tarde) es increíble y si no supiera con certeza que es verdad, juraría que es ficción.

En resumen: Driving Mr. Albert es uno de esos libros extraños que están realmente buenos y que nunca se van a traducir al castellano. Si hablás inglés, es altamente recomendable.

 

PS: Recomiendo, también de Michael Paterniti, una nota en la revista GQ sobre el genocidio del Khmer Rouge en Camboya.

PS II: Me cuentan que el libro SÍ existe en versión castellano, se llama “Viajando con Mr. Albert” y es de RBA Literaria. Veo que está a la venta en España pero algunos ejemplares se exportaron al exterior. Para búsquedas exhaustivas, le dejo el link del ISBN. (gracias al lector Hernan Moraldo por el dato)

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Una mañana en Chacabuco

El General José de San Martín terminó el mate que le alcanzaba el joven alférez. No dio los gracias. Sólo asintió con un gesto parco y eso, era más que suficiente. El niño se retiro con la pava, la yerba y el mate y dejó al militar solo en su tienda.
San Martín tenía mucho en qué pensar.
El ejército enemigo lo estaba esperando del otro lado de la cordillera. Por más que lo pensaba, no veía otra solución: dos columnas cruzando simultáneamente. La principal con él mismo, O´Higgins y Soler en la vanguardia cruzando por el paso de Los Patos; la secundaria con Las Heras por la ruta de Uspallata. Un poco más atrás, Fray Luis Beltán con artillería y municiones.
El general torció la boca en una mueca socarrona al pensar en las municiones. Otros enemigos caían facil ante los mosquetes o las esquirlas de los cañones. Pero esta vez era diferente. El enemigo no sentía miedo, avanzaba sin prisa pero irremediable y sólo el frío del sable en el cuello era la rúbrica final ante el ataque enemigo.
Mi general, el cacique Ñacuñan esta aquí para hablar con usted-, anunció el alférez.
Que pase.
Los pehuenches venían peleando con el enemigo desde la invasión de sus tierras, y San Martín les había entregado el respeto y la promesa de una vida digna en caso del seguro triunfo. No fue dificil, entonces, que el cacique de los peuhenches, se aliara al general.
Ñacuñan, ese era su nombre,  entró a la tienda de campaña con paso firme. Junto a él, un traductor.
Mari Mari Pu Peñi -dijo el cacique, el “lonko”, en lengua mapuche-. Kiñe mapuche ruka mew müley kutran che -y miró al traductor para que empezara a hablar “la lengua del huinca”.
En una casa de nuestro campamento, había un hombre enfermo…
– … Lakutrankëlen, Lay wentru…
– … su enfermedad era mortal, y el hombre murió…
– Hura hil da, Am alwe…
– … el hombre murió, pero ahora es la sombra del muerto que pena.
No era el primer reporte de este tipo que San Martín recibía, pero sí era la primera vez que ocurría de este lado de la cordillera.
– Digale al Cacique Ñacuñan que nuestros médicos, que el doctor Paroissien, se va a encargar del enfermo.
El traductor asintió, tradujo al oído el mensaje del General y Ñacunán salió de la tienda de campaña tan silenciosamente como entró.
De golpe se acordó de Hipolito Bouchard, el francés con el que había luchado codo a codo en San Lorenzo. Él tenía una manera de llamar al enemigo que le causaba gracia. San Martín lo imaginó, con las pocas pulgas que tenía el francés, explicandole al indio Ñacuñan su visión de las cosas, desde cuando los venía peleando.
No más distracciónes.
Si el enemigo ya había llegado de este lado, no había tiempo que perder.
Sin titubear, llamó al alferez y le dijo seco:
– Corra la voz. Levantamos campamento.
Era un diecinueve de enero. En veinte días, debían estar combatiendo al otro lado de los Andes.

La mañana del doce de febrero encontró a San Martin revisando a las tropas de Miguel Estanislao Soler y Bernardo O’Higgins. Unos días antes, en la mesa de campaña montanda en los patios interiores del convento de San Francísco de Curimón, habían decidido que el ataque sería en dos columnas, con un movimiento envolvente.
Los hombres tenían sus órdenes y salieron a la batalla.
San Martín observaba con su catalejo al ejército enemigo. Los cañonazos, como siempre, no les hacían mella. Instintivamente empuñó el sable corvo. Quería estar allí, junto a sus hombres, descabezando a esos andrajosos malolientes, liquidando a uno detrás de otro hasta eliminar esa escoría de la tierra.
San Martín bajó el catalejo y lo guardó en su funda. De golpe se acordó cómo es que el francés Bouchard llamaba a los enemigos. Decía que lo había aprendido de una vieja esclava del Congo.
– Zombis -dijo por lo bajo el general-. Zombis, los muertos vivientes.
A lo lejos, las columnas de Soler y O’Higgins hacían contacto con la masa de cadaveres que se les venían encima. Sólo se veía el polvo y el evenual reflejo de un sable, antes de decapitar a esos muertos que resistían morir.

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