Internet: más estupido te hará a vos.

Hace unos días, a través de la cuenta de TedXriodelaplata en Twitter publicaron lo siguiente: “¿Internet nos hace estúpidos? En la columna de @TEDxRdelaP en @bastatodo se debatió esta polémica pregunta. Escuchalo: http://ow.ly/gxug6”. Si bien el programa era viejo, decidí escucharlo porque tenía tiempo libre a raíz del año nuevo. No me gustó nada: más que un debate, el programa fue genoroso en la afirmación de que Internet -al menos- nos hacía más distraídos y con problemas para fijar la atención.

El post es largo. Vayan al baño ahora.

Tengo una versión de Superficiales, el libro de Nicholas Carr esperando en el Kindle desde hace un tiempo. Por alguna razón, nunca me decidí a leerlo, tal vez porque -en principio- estoy en contra de la premisa. No creo que ninguna tecnología nos haga más tontos.

El argumento no es nuevo. Siempre hubo gente que se opuso a las nuevas tecnologías o nuevos medios. Los mismos pavotes pseudo intelectuales que en los 70 y 80 decían “yo no tengo televisión en mi casa” son los mismos que hoy dicen “yo no tengo Facebook ni Twitter“.

Pero la cantinela no es nueva. Es vieja. Muy vieja. Y no hablo de décadas, hablo de varios miles de años vieja.

En el Fedro de Platón, el suicida más famoso de la historia, Sócrates, decía que la escritura “sólo producirá el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; confiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu“. ¿Alguien gusta de una porción de Wikipedia? ¿No? Bueno, sigo.

Johannes Trithemius, en el siglo XV, sostenía que la imprenta -ese invento reciente- iba a dejar sin trabajo a los monjes y que -no era lo mismo- un libro impreso que un códice copiado. En la misma onda, un juez venciano, un siglo después, decía que “la pluma es una virgen, pero la imprenta es un prostituta“. Claro que es bueno recordar, que al momento de la llegada de Gutenberg y su combinación de inventos llamada imprenta, la más grande biblioteca de Europa era la de la Universidad de Cambridge… con 122 ejemplares. Mozo, tráigame una orden de prostitutas, por favor.

En el siglo XVIII, a medida que -por la llegada de la imprenta- los diarios fueron más comunes, se empezó a abandonar la práctica de recibir las noticias semanalmente a través del púlpito de la iglesia (de ahí las famosas “noticias parroquiales”). El noble francés Guillaume-Chrétien de Lamoignon de Malesherbes -los amigos le decían Malesherbes, nomás- si bien parece por lo que leo que era muy buena persona, estaba en contra da la “moda de los diarios“, dado que “aisla socialmente a los lectores” al evitar que reciban las noticias todos juntos, dominicalmente y en dulce montón.

Cuando llegó la electricidad, en el siglo XIX, mucha gente también temía que “nos hiciera daño“. Como ejemplo tomen al presidente de los Estados Unidos de ese momento, Benjamin Harrison. Como muchos en su época, sentía que la electricidad era algo peligroso, por lo que le pedía al personal de la Casa Blanca que fueran ellos los que encendieran y apagaran la luz por temor a quedar electrocutado. Y después nos quejábamos de Bush hijo.

En la edición de noviembre de 1889 de la revista Nature apareció una nota llamada “La venganza de la naturaleza contra los genios”. Les regalo unos parrafos: “En este momento, una de nuestras más peligrosas mascotas es la electricidad. Hemos metido el poder eléctrico en las más simples de nuestras industrias domésticas y hemos tejido una telaraña con éste -el más sutil de los agentes, una vez sólo activo en las sublimes manifestaciones del Omnipotente- en todas nuestra actividades y llenado la atmósfera con los filamentos de la muerte“. Y la fiesta sigue: “El teléfono es el más peligroso de todos porque se mete en todos nuestros quehaceres domésticos. Siendo su interminable red de cables una perpetua amenaza a la vida y a la propiedad. En su mejor uso, como mucho es una conveniencia. Nunca fue una necesidad“.

Y en similar tenor, existe una encuesta llevada a cabo en 1926, en San Francisco, por el comité de educación para adultos de los Knights of Columbus en donde se hacían dos preguntas tremendamente reveladoras: ” ¿Hace el teléfono a los hombres más activos o más perezosos? ¿Rompe el teléfono con la normal vida familiar y la vieja costumbre de visitar a los amigos?“.

Saltemos ahora al siguiente medio masivo o revolución tecnológica: la radio. En el año 1936, la revista inglesa Gramophone se lamentaba de lo siguiente: “los niños han desarrollado el habito de dividir su atención entre la edificante preparación de sus deberes y la llamativa diversión del parlante“. Y se pone mejor: “por la noche, los niños se quedan despiertos, desvelados o se despiertan gritando por un sueño aterrador, directo resultado de las pesadillas provocadas por los relatos de misterio“. ¿Les suena la cantinela de los video games violentos?

Y así podemos seguir por un tiempo largo. Tomen la tecnología que quieran: siempre hay alguien que sostiene que “hace mal”.

George Landow, el autor de Hipertexto 3.0, tiene una frase muy buena: “frecuentemente he escuchado a los humanistas usar la palabra tecnología para definir “alguna fuerza intrusiva y extraña, como la computación”, como si lapices, papeles, máquinas de escribir y la imprenta fueran de alguna manera “naturales“. La tecnología digital puede ser nueva, pero la tecnología, particularmente la tecnología de la información, ha permeado toda cultura conocida desde los comienzos de la historia humana. Si esperamos discernir cómo nos moveremos más allá del libro, no debemos tratar a todas las previas tecnologías de la información -como el lenguaje, la retórica, la escritura o la imprenta- como no-tecnológicas“.

Pero ¿por qué hay gente que se resiste a las nuevas tecnologías? No es que -necesariamente- cada generación tenga una cuota de tercos y los tercos contemporáneos son los que dicen que Internet o Twitter o Facebook nos hacen más tontos. Debe existir alguna razón más allá. Tal vez tenía razón Douglas Adams cuando sostenía en El Salmón de la Duda que “todo lo que ya existía cuando viniste a este mundo es normal, comun y simplemente una parte natural de cómo funcionan las cosas. Todo lo inventado entre que tenés quince y treinta y cinco es nuevo, excitante, revolucionario y a lo mejor podés hacer tu carrera de eso. Todo lo inventado despues de que tenes treinta y cinco, está en contra del orden natural de las cosas“. Sin embargo, creo que los tiros vienen por otro lado.

Genevieve Bell, es antropóloga, australiana y la directora del departamento de Investigación de Experiencia e Interacción de Intel Corporation. Esta señora tiene una teoría que es muy interesante. Para que las alarmas del coro griego agorero empiecen a sonar, se necesita que cualquier nueva tecnología afecte a estas TRES características, como una trifecta de Satán:

  • Tiene que cambiar tu relación respecto al tiempo
  • Tiene que cambiar to relación respecto al espacio
  • Tiene que cambiar tu relación con respecto a otras personas.

La electricidad cambió nuestra relación con el tiempo (la noche no era LA noche), el espacio (los lugares podían ser más grandes, sin ventanas) y la gente podía hacer cosas que antes sólo podía hacer de día. Terror garantizado.

El teléfono cambió nuestra relación con el espacio (lo lejos de repente estaba cerca), el tiempo (ir a una gran distancia para hablar con alguien me tomaba tiempo, ahora hablo a la distancia, pero instantáneamente) y con los otros (no te veo, te llamo y hablamos). Pánico en las calles.

Y ahora apliquemos ese razonamiento a la televisión (¡masas horrorizadas!), la radio (¡pavor en el alma!) o Internet (¡Ay, que me vengo tonto y no me doy cuenta!).

Uno de los argumentos que se utilizan para sostener que cada twitt nos arranca unas neuronas y un poco el alma, es el concepto de neuroplasticidad, en donde cada experiencia “modifica” el cerebro como si fuera una plastilina marcandonos de manera indeleble e irreversible.

Tontera.

Steven Pinker, en un editorial excelente en el New York Times, explica que: “la experiencia no modifica la capacidad básica de procesamiento de información del cerebro. Los programas de lectura veloz vienen clamanado desde siempre que lo hacen, pero el mejor veredicto fue el de Woody Allen luego de leer “La Guerra y la Paz” en una sola sentada: “era sobre Rusia”, dijo”.

En resumen, me pone de mal humor ver gente inteligente haciendo la misma pantómima que -apenas buscando un poco- puede verse como un proceso que se repite una y otra vez. El teléfono no nos hará más malvados y arruinará nuestra vida familiar, Internet no nos hace más tontos, Twitter más distraídos o Facebook más superficiales: somos como somos y somos quienes somos con nuevas tecnologías o sin ellas.

Por supuesto que esto no implica que todo debe ser tomado sin pensar o calcular consecuencias. Yo tengo un Kindle, pero mi relación con los libros impresos la explicaron mejor que nadie George y Ira Gershwin en una canción de 1938, Love is here to stay:

The radio and the telephone
And the movies that we know
May just be passing fancies,
And in time may go!
But, oh my dear,
Our love is here to stay.

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Algunos libros leídos durante el 2012

Lo admito: estuve vago.

No sé por qué (o tal vez sí, simplemente porque no te tenía ganas) no estuve actualizando mi blog. Y como es una de las cosas que quiero reparar en este 2013 (si bien nunca confié en las “resoluciones de año nuevo”), acá van algunos libros que leí en el 2012 y que me gustaron. A medida que siga acomodando mi biblioteca, seguramente me acordaré de otros que comentaré después. A lo nuestros

 

Drop dead healthy, de A. J. Jacobs.

Todos los libros anterior de Jacobs me gustaron, y este no fue la excepción. Lleno de información pero también lleno de mordacidad, el autor encara la tarea de ser el hombre más sano de la tierra, dedicándose con la fe de un talibán a las diferentes partes de su cuerpo.

Desde la dieta paleolítica y correr en cuatro patas por Central Park pasando por usar todo el día auriculares con noise cancelling, Jacobs te hace matar de risa mientras trata de estar “Sano, hasta caerse muerto” (el título del libro). No estoy al tanto de que existe en español, pero se lo encuentra sin problemas en Amazon. Y una cosa más: no se pierdan su charla en TED sobre el tema de este libro y una charla sobre su libro anterior.

 

Packing for Mars, de Mary Roach.

Otra persona, que en similar estilo de Jacobs, te hace reír pero al mismo tiempo te das cuenta de que estas leyendo periodismo (en este caso divulgación) del bueno. ¿Cuál es la más molesta, complicada y demandanta pieza en un viaje a Marte? El astronauta. De ahí en más, Roach va hablando con ingenieros, pilotos y astronautas y trata de contarnos qué hace falta para ir a Marte. Todo desde un punto de vista muy ácido y muy inteligente. Packing for Mars es el último de una saga de libros similares que ya comenté en otros posts. Les recomiendo -como en el caso anterior- la charla que hizo en TED.

 

Turn de ship around!, de L. David Marquet

Siempre me gustó el genero del technothriller. Ahora, imaginen un libro que habla sobre cambios y gerenciamiento de cultura organizacional, pero escrito por el capitán de un submarino nuclear al que le dan -por un error administrativo- a la peor tripulación en la historia de la marina y que un año después, la convierte en la mejor tripulación en la historia de la marina. ¿Como cazzo hizo?, como diría nuestra señora presidenta. Esto es lo que cuanta el Capitán Marquet en Turn the ship around! (Algo así como “¡Den vuelta el barco!”). El libro se consigue sólo en inglés. Iba a hacer el chiste que este autor no tenía charla TED cuando -por las dudas- hice un search… y por supuesto: tiene. En este caso es un TEDx en la base Scott de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.

Y esto, amigos, es todo por ahora.

Hasta el próximo post (que será pronto, se los aseguro).

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¿Qué tienen contra los libros?

¡Ahh, cómo lamento que el primer post del 2013 sea tan de enojo! Pero es que no me queda otra. Les voy a mostrar lo que le pasó a un conocido y luego después saquen ustedes sus propias conclusiones y me dicen cómo lo ven al tema. O sea.

A mi amigo le gusta leer. Me alegro por él. Y como le gusta leer, se compra libros en Amazon. ¡Oh pecador!

Miren el invoice de más abajo. Más allá de por qué los libros vienen de Alemania (vaya a saber que misterioso sistema de envío utiliza Amazon) nótese el total de la compra por 184,79 dólares. Esto es, 144,87 de libros en sí y lo que resta, 39,92 dólares, es por gastos de envío.

El recibo de envío de Amazon. Acá, nada raro.

Cuando le llega el aviso de aduana (la caja era grande) mi amigo se acerca al mostrador y por cada paso que daba, el ambiente se tornaba más oscuro. Como si estuviera yendo a una zona de negrura infinita. Por el suelo empezaba a surgir hielo seco, y a lo lejos, se escuchaba un órgano de iglesia que -tenebroso- ejecuta los primeros acordes de la marcha inmortalizada por Hugo del Carril.

Vengo a retirar esta encomienda. Son libros -gritó mi amigo a la nada, trátando de hacerse oír entre los relámpagos y truenos que, inexplicablemente, sonaban en el lugar-. Son libros -, repitió como, si de alguna manera, el sonido de las palabras alejaran a los demonios que, sin duda ya, habitaban el lugar.

Mientras que desde el órgano se escuchaban los acordes correspondientes a “un grito de corazón”, apareció una nube infausta, que poco a poco tomó forma corporea. Dos ojos sin alma se posaron sobre mi amigo. Y con la voz del 46% de almas en pena, la sombra gritó:

¡Libros, libros! -desgarró en el aire el terror hecho sombra. El órgano atronaba con la marcha, los relámpagos electrizaban el alma de mi amigo. Como un Caribdis postal, lo atraía hacia un destino que sabía amargo, la Escila de la puerta le decía que se iría sin sus libros. El no hombre levantó una mano de huesos regordetes y como si un juez de la maldad fuera, la descargó como un martillo, sellando el destino de mi amigo.

Y si son libro’ va’a tener que pagar el cincuenta, ¿vites? -dijo la sombra ya más tranquila y menos teatral.

¿Pero cómo el 50 por ciento? Los libros nunca pagaron impuestos. Mil veces compré por Amazon y no tuve que pagar.

Mirá pibe, sho no hago las norma’ ¿’tend’es? Ahora todo paga. Y acá… a ver… ah bueno, tenés como casi dosciento’ dolare acá – dijo la sombra mientras levantaba dos finas cejas wachiturras sobre lo que podía ser su cara-. Si no pagas, no te lo podés shhhhhevar -se regodeó el mal, marcando la shhh como un Gollum del GBA.

Bueno, no sé, entonces lo pago -dijo mi amigo, vencido.

Y acá está la prueba de la infamia: sobre 184,79 dólares, unos 92,40 dólares más en concepto de impuestos. Igual que un electrónico. En total, un toquecito de 449,34 pesos.

Y así nomás, el 50% por arriba del valor de lo enviados. Para los libros y las libras.

Ahora bien, vamos al placard y ayúdenme a desempolvar mis títulos de Licenciado en Ciencias Políticas y Licenciado en Relaciones Internacionales.

Las materias que más me aburrían -siempre- eran las referidas al Derecho. Pero una de las cosas que me acuerdo, es algo que se llamaba “Pirámide de Kelsen”. No sé quién era Kelsen, como era él, ni a qué dedicaba el tiempo libre, pero sí recuerdo que armó una pirámide en donde, con mucha lógica, explicaba que había un “orden legal”, es decir, que un edicto municipal no podía ser contrario a la Constitucion Nacional, que ésta última tenía una preeminencia, que era la “ley suprema de la Nación” (¿les suena? ¿leyes anticonstitucionales? O sea.)

Si recuerdo correctamente, el orden era (de mayor a menor importancia)

  1. Constitución Nacional
  2. Tratados Internacionales.
  3. Ley sancionada por el Congreso
  4. Decretos del poder ejecutivo.
  5. Leyes provinciales
  6. Decretos provinciales
  7. Ordenanza municipal
  8. Edicto judicial
  9. Edicto policial (y me parece que este último no corre más).

Todo muy ordenadito. Ninguna cosa se puede oponer a la anterior. Y nada, pero nada de nada se puede oponer a la Constitución Nacional.

Terminado este ataque de Mariano Grondona, veamos las leyes de nuestra querida patria. Nuestros amados legisladores, convencidos de la importancia de leer aunque ellos no lean ni la edición especial de Isidorito, aprobaron la ley 25.446, llamada -y miren qué lindo nombre-: “Ley del fomento del libro y la lectura”. Tomá chocolate.

En esa ley, hay un artículo, el 12, que dice: “La exportación e importación de libros y complementos estará exenta de todo impuesto, tasa o gravamen. La exportación de libros editados y/o impresos en el país gozará de un reintegro igual al máximo de los otorgados a los productos manufacturados. “ Es decir, que si traigo un libro de arafue (lo importo) no pago impuestos. Más claro, imposible.

¿Hasta acá todo bien? Seguimos.

Pero existe un decreto de la época de Carlos Menem, el 161/1999 que establece lo que llaman un “régimen simplificado opcional de importación definitiva”. En el artículo 8, tiran la frase matadora: “La importación para consumo de mercadería mediante el procedimiento simplificado actualmente vigente, estatuido en el marco del Decreto N° 1187 de fecha 10 de junio de 1993 y en los Artículos 550 al 559 del Código Aduanero, queda sujeta al pago del derecho de importación y cualesquiera otros derechos, impuestos, gravámenes y tasas de cualquier naturaleza, unificándoselos en una alícuota del CINCUENTA POR CIENTO (50%), aplicable sobre el valor de la mercadería según lo establecido en los respectivos regímenes”.

Y para que ese decreto “funcione” la AFIP lo reglamenta, a través de Resolución General de la AFIP 501/99 que dice en su artículo 1.2: “Cuando el valor del envío supere el monto de DOLARES ESTADOUNIDENSES VEINTICINCO (U$S 25), se procederá a la liquidación del tributo único del CINCUENTA POR CIENTO (50%) por el exceso, confeccionándose la póliza respectiva en los Formularios OM 927 A y OM 927 B, según corresponda”.

¡Epa!, dirán ustedes. Eso no se puede hacer porque iría en contra de una ley, la ley 25.446 (ya que se saben el número, lo tiran como para quedar cancheros).  De hecho, el papelito de la AFIP, en el ángulo inferior izquierdo, dice OM 927 B bis, es decir, que es la liquidación del la resolución de la que hablámos más arriba. Pague primero, averigüe después.

En resumen tenemos:

  1. Ley sancionada por el Congreso (ley 25.446)
  2. Decretos del poder ejecutivo (Decreto 161/99)
  3. Resolución de la AFIP (501/99)

Yo no soy abogado, no soy constitucionalista, pero la ley ¿no está por arriba de los decretos y las resoluciones? Estoy seguro de que es así y estoy seguro que alguien se está pasando el código civil, la Constitución Nacional y el invoice de Amazon por allá, por dónde el sol no llega y se está matando de risa.

No me importa.

Mentira. Sí me importa.

Y no me gusta nada de nada.

Y volviendo a un lema del año pasado. No jodan: #liberenloslibros.

 

 

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Steve Jobs

Admito que en un primer momento, no tenía ganas de leer la biografía de Steve Jobs que había escrito Walter Isaacson. No sé por qué, pero me imaginaba una oda a Jobs, una alabanza interminable de varios cientos de hojas.

No podía estar más equivocado.

Antes que nada: Isaacson puso como condición nunca mostrarle a Jobs lo que escribió y lo que es más triste, Jobs murió antes de su publicación.

¿Cómo es el libro? Es exactamente lo que dice la tapa: vida, obra y muerte de Steve Jobs. Con sus pros y sus contras. Y en mi opinión, las segundas son más generosas que las primeras. Es decir, que era brillante pero a la vez un reverendo hijo de puta muy mal pibe, maltratador, abandonador de su familia y mal padre. Una pinturita. O sea.

Y a pesar de que uno conoce el final del cuento, te ocurre el mismo efecto que cuando fuiste a ver Titanic: sabés de entrada que el barco se hunde y que todos se ahogan. Acá es lo mismo: sabés que el final se muere, pero igual se te hace un nudo en la garganta cuando se acerca el fin del libro.

De todas formas, para ser absolutamente objetivos, recomiendo leer otras dos biografías, que son como los “otros lados” de la historia. Uno es la autobiografía de Steve Wozniak: iWoz: Computer Geek to Cult Icon: How I Invented the Personal Computer, Co-Founded Apple, and Had Fun Doing It ; y el otro la autobiografía de John Sculley: Odyssey. Pepsi to Apple: A Journey of Adventure, Ideas, and the Future.

En resumen: hay que leerlo. Pero no me vengan después con que Jobs fue lo mejor que le pasó al planeta desde la Madre Teresa porque les voy a decir que el muchacho, era parecido pero diferente:  era un tereso.

 

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La trilogía WWW

 

 

Alguna vez creo que ya comenté algún libro de Robert J. Sawyer. Y si no lo hice, me debería dar vergüenza.

La primera vez que lo leí fue con otra trilogía, llamada El paralaje Neanderthal (en inglés, The Neanderthal Parallax, que queda mucho más cool). Tres librazos de ciencia ficción de la buena. Y ya pasé varios libros de Sawyer, incluído Flashforward, que fue masacrado en una serie que poco o nada tenía que ver con la obra original.

Pero no estamos acá para rendir homenaje a obras pasadas, sino a una nueva trilogía, la Trilogía WWW, que empieza con el libro Wake, sigue con Watch y termina con Wonder (¡cómo se las van a ver en figurillas los traductores el día que decidan editarlas en español!).

El argumento es exquisitamente simple. Un día, de forma emergente, surge una conciencia en Internet. No está en ningún lado, no es de nadie, simplemente ES. Maravilloso. Y como contraparte, una chica -anteriormente ciega que recupera la visión a través de un implante digital- quien es, al comienzo, la única interlocutora  de esta nueva clase de ser.

Recomiendo que sí o sí tengan un libro al lado del otro, porque cada uno termina en un “cliff hanger” que hace que los finales de Lost se parezcan a una tira de Mafalda.

Una lástima que el amigo @bilinkis no lea ficción, porque con lo que le interesa el tema de la inteligencia artificial, esta es la clase de libro que le gustaría.

 

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Se acercan las antorchas

Tal vez deba empezar este post con una advertencia: no soy Kirchnerista. No me gusta el modelo económico actual y creo que nunca hubo tantos atropellos a las libertades individuales y a la libertad de prensa desde la dictadura militar.

Pero soy un demócrata. Por lo tanto, voy a esperar con la paciencia de Job el momento que, a través de mi voto, pueda elegir otra forma de gobierno.

¿Quedó clara mi posición? ¿Quedó claro que no soy golpista, fachista, nazi, antisemita, apátrida o algún adejtivo de los feos que está tan de moda ultimamente?

Bien. Ahora que nos conocemos más, les quiero decir lo que pienso. Si les interesa, claro está.

La resolución 453/2010, firmada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, es una de las idioteces más grandes que vi en gobierno alguno. Me corrijo: tal vez la Säuberung nazi de 1933 esté en el mismo calibre. O cuando el gobierno militar argentino decidió censurar el tango “Cambalache”. ¿Vamos entendiendo por donde viene la cosa? Un gobierno le dice a la población de un país, qué leer o qué escuchar. En general, como vemos, esas prohibiciones terminaron mal.

La resolución 453/2010, estoy seguro, no va a ser la excepción.

¿Qué ahorro de la balanza de pagos genera que -a partir de ahora- tenga que ir a buscar mi ejemplar bimestral del MIT Technology Review al aeropuerto de Ezeiza, a 40 km. de la Capital Federal? Es obvio que no es un tema de ahorro: es un tema de molestar.

Estoy seguro -al menos es lo que siento- que algún cenutrio que nunca leyó más que el boleto del colectivo (a los que no se subió nunca más desde que se transformó en poderoso funcionario, claro está) tuvo el siguiente razonamiento lógico:

Los que compran libros en Amazon, hablan inglés,
Los que hablan inglés, consumen cultura del exterior
Los que consumen cultura del exterior, tiene ideas extranjerizantes.
Los que tienen ideas extranjerizantes, atentan contra el modelo, el relato y la Santa Cristina

Ergo:
los que compran libros en Amazon, deben ser golpistas, fachistas y malvados como Darth Vader.

Y así fue que decidieron castigar a los “oligarcas” que compramos libros en Amazon. Y de paso, a los que se suscriben a revistas para laburar, o a los científicos del interior que no pueden recibir más los publicaciones de sus campos de estudio en sus universidades o a todo aquel que quiera leer un autor o revista no publicada en nuestros país y no pueda retirarla en Ezeiza.

Por supuesto que esto no contempla la compra a través de Kindle, o la subscripción a un sitio web. Supongo que, para ello, ya habrá normativas en el futuro que lo prohiban.

Por ahora, no va a haber libros o revistas de afuera. Y ni siquiera lo dicen como es, sino que -tan cobardes como los militares cuando no admitían los asesinatos que cometían- se esconden en un subterfugio barroco como “proteger a la población por el contenido de plomo en las tintas”. Por supuesto que, las tintas de los billetes, están excentas de este control.

Por ahora no puedo hacer nada más que escribir mi repudio más profundo a una medida que considero es un paso más a un abismo autoritario. Si pueden, les recomiendo leer sobre este tema el post de Mariano Amartino o el del genial Hernan Casciari en Orsai . Pero va a ser sólo via web, porque si quieren comprar sus libros, a partir de ahora no van a poder.

No tengo derecho a comprar dólares
No tengo derecho a comprar dólares en el exterior
No tengo derecho a recibir revistas extranjeras
No tengo derecho a recibir libros de otros países.
No me gusta lo que se viene.

Supongo que hordas camporistas me saltarán al cuello (en realidad no, porque poca o ninguna gente me leé) y me repetirán a los gritos lo que, me parece, es su lema: “Los mejores ciudadanos obedecen en silencio y trabajan con disciplina. Nosotros decimos: primero los deberes, luego los derechos”.

Suena local, suena cotidiano, podría ser una frase de Guillermo Moreno. Pero no. La frase es antigua.

Es de 1925. Es de Benito Mussolini.

Y es dolorosamente actual.

#Liberen los libros.

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Misceláneas y colores de SXSW

Si tuviera que elegir una conferencia, una sola conferencia a la que tuviera que asistir anualmente, estaría entre dos: TED (la posta, la de USA que cuesta cara la entrada) o South by Southwest. Y muy probable, luego de un debate interno muy cortito, me incline por la segunda.

La variedad de personas diferentes a la que tuve el gusto que escuchar no se me va borrar facilmente. Pero este post no es sobre la conferencia, sino sobre aquellas cosas que rodean a la conferencia en sí. Pequeños detalles de color que me llamaron la atención y que son -al menos para mi- interesantes.

 

Los Pedicabs

De entrada te puede parecer medio salvaje que un pobre pibe tenga que pedalear como un descosido para poder llevarte de un lado a otro.  Pero con el tiempo te das cuenta que: a) los ciclistas gana bien b) es un recurso de estudiantes para hacerse unos pesos, no es pobre gente desamparada que no tiene dinero c) incluso conozco un amigo que -de vez en cuando- hace de chofer solamente como para mantenerse en forma.

No podés dejar de ir a SXSW sin haberte tomado uno para llegar a la conferencia en ese hotel que, de otra manera, no llegabas.

 

Fedex USB-man

Cada quién promociona su marca como más le gusta, y una que me pareció muy canchera fue el cargador humano de Fedex. El tipo estaba en la puerta al final del evento (cuando las baterías de todos los smartphones, ipads, tabletas y grageas empiezan a decir basta) y ofrecía cualquiera de sus puertos para que le enchufaras lo que quisieras.

No ESE puerto para enchufarle algo no lo ofrecía.

Pero sí, como ven en la fotos, había USB para todos Y mientras cargabas tu devices, conversabas un poco.

 

El carrito de Chil’antro

Increíblemente, una de las cosas por las que es conocida Austin es por la calidad de sus food-trucks. Y el que viene ganando todos los premios desde hace varios años es este, Chi’lantro comida fusión mexicano – coreana.

De entrada pareciería una de esas mezclas que van a andar mal, pero debo admitirles que era uno de los carritos que buscaba cuando tenía un poco de tiempo a los mediodías entre una charla y otra. Lo que los hizo famosos son las Kimchi Fries (que yo no las probé), pero la hamburguesa -siempre y cuando se acuerden de pedirla sin cebolla, porque le ponen muchísimo- es riquísima y un poquito picantita.

 

El hotel Driskill

El Driskill es uno de los hoteles en donde se desarrollan muchas de las conferencias del SXSW, por lo que es muy probable que lo visiten. Pero cuando lo hacen, tomense un segundo para admirar la belleza de la arquitectura. Lo fundó en 1886 Jesse Driskill, un magnate del ganado que la había levantado con pala vendiéndole carne al ejército confederado en la guerra civil de los Estados Unidos.

Con mosca que la salía por las orejas, construyó un hotel a todo lujo que competía con los hoteles más caros de New York o de Boston. El problema era que el hotel estaba en el medio de Texas, en una ciudad llamada Austin y llena de vaqueros que preferían dormir en los establos que en un hotel que costaba lo que ganaban en un mes.

Para hacer la historia corta, el hotel se fue a la bancarrota al poco tiempo y la leyenda dice que el pobre Jesse terminó perdiéndolo en un partida de poker con su hermano Jim “Doc” Day.

Y un último detalle: dicen que está más lleno de fantasmas que vagón del subte de Buenos Aires en hora pico. Y entre los fantasmas, dicen que está nada menos que el Mr. Driskill.

¡Buuuuuuu…..!

 

 

Los posters de comms

El primer día de la conferencia, noté que cubrían las columnas del salón de exposiciónes con rollo de cocina, como si estuvieran cuidando el hormigón. Al día siguiente me di cuenta del por qué. Decenas y decenas de stickers, posters, servicios, sitios, códigos QR, biblias y calefones poblaban cada centímetro libre que hubiera. Realmente uno podía pasarse un buen rato “leyendo” las columnas y viendo qué había para hacer o qué se podía investigar ese día.

 

 

El bookstore de SXSW

Si los demonios habitan en algún lugar de Austin y la SXSW, es en el bookstore. Imaginen lo siguiente: van a una conferencia, les encanta lo que el conferenciante dice. Al final, anuncian: ahora X va a firmar su libro sobre el tema que acabamos de ver en el bookstore del primer piso. Y no sé ustedes, pero yo iba subyugado, como una mezcla de lemmin nerd o ratón de Hammelin digital, dispuesto y contento a comprar el libro con firmita. Y ya que estás, te ponés a mirar…. y otro más encontrás. Y así estoy en este momento. Con tanto peso de más que creo que voy a tener que conseguir una valija SÓLO para lo libros que compré.

En fin: sarna con gusto, no pica pero cuesta 30 dólares en valija extra por llevar tanto peso.

 

 

IronWorks BBQ:

En Texas hay una forma de cocinar llamada brisket. ¿En qué consiste? Primero, por 12 horas, non-stop, se ahúma la nerca con humo de madera de roble. Y dale, dale, dale. Y se hace con unos tanques que parecen alambiques.

Luego se cocina la nerca ahumada en la parrilla y se come con salsita barbecue encima. Eso es un brisket. Y eso es el paraíso en forma de alimento. Y uno de los mejores lugares de todo Austin para comerlo es el Ironworks BBQ (el terreno es donde funcionaba una de las primeras herrerías de la ciudad) y a pocos pasos del Austin Convention Center. Eso sí:  a prepararse para la fila si deciden ir en el agujerito para el almuerzo entre conferencias y a prepararse para el olor a huimo de roble que te queda encima. Aunque tratándose de brisket, en ese caso no es olor: es perfume.

 

 

Los murciélagos:

¡Sántos mamíferos voladores, Batman!

Los que somos de Buenos Aires no somos extraños a estos pequeños mamíferos voladores, terror de las damas y caballeros de pelo largo (lo que por cierto, es un mito: los murciélagos no se enriedan en el pelo).

Pero a lo que no te podés acostumbrar aunque seas de Buenos Aires es a una colonia de un millón y medio de estos bichitos viviendo todos juntitos. Otra que la vecindad del Chavo.

A pocas cuadas del Austin Convention Center, van a encontrar un puente que cruza un río. El puente se llama Ann W. Richards Avenue Bridge, pero como separa North Congress Avenue de South Congress Avenue la gente local, lo llama con mucha lógica, Congress Avenuew Bridge. El río que pasa por debajo es el famoso Colorado river de tantas películas de vaqueros, y entre el bridge y el river tenés 1,5 millones de murciélagos que -a la caída del sol- salen a buscar bichos para comer.

Tranquilamente podés enganchar el espectáculo a la salida de las conferencias, vas a ver a toda la gente atiborrada de un lado del puente, barcazas en el río y algunas personas en un parque aledaño. Cuando el sol cae, esperas 5 minutos y comienza un chorro (no se me ocurre una mejor palabra para describirlo) de murciélagos que llega a oscurecer el cielo como una bandada.

Es gratis, es copado y por algo el lema de Austin es: “Keep Austin Weird”, pero su símbolo es el murciélago.

 

 

Venus y Marte

Esto es medio pavote, pero gracias a una de las conferencias, me enteré de que Venus y Marte estaban muy cerca el uno del otro y que eran el segundo y tercer objeto más brillantes en el cielo nocturno. Lamentablemente, esto no ocurrirá el año que viene.

 

 

El tradeshow

En los últimos días de las conferencias, uno de los salones principales de la planta baja se abre y aparece: el Trade Show. Esto es una expo de empresas que quieren mostrar sus cosas, proyectos, productos, ideas, etc.

Me dicen que en años anteriores era febril, que regalaban remeras a troche y moche y que era una fiesta del merchandising.

Pues este año, más parecía la fería de Internet de algún pueblo olvidado de la provincia de Buenos Aires: pocas cosas interesantes, poco merchandising y poca onda, por lo que no se les ocurra perderse una charla por ir a ver qué hay.

 

La calle 6:

Como dije en algún post anterior, no soy muy amigo de las fiestas, los bares o del alcohol. Tampoco creo que ir a las fiestas post-conferencias sea una graaan manera de conocer gente interesante para el negocio. Pero si, admítolo, puede ser divertido.

Austin -lo dije antes también- es una super ciudad, y una de sus calles, la calle 6ta., aúna todos los bares, boliches, bares temáticos, negocios interesantes, disquerías, pizzerías al paso y otras necesidades propios del gringo en espíritu festivo y gritón.

En todas las noches de SXSW, pero especialmente en la medida que se acerca la parte de SXSW Music, la calle 6ta. se transforma en peatonal y la gente va de bar en bar, escuchando bandas en vivo y divirtiéndose en general. Eso sí: a las 2 de la mañana, con la rigurosidad del ejército chino en Thien Na Men, los bares cierran y la policía despeja a cualquier persona -sobria o beoda- que esté dando vueltas por la zona. ¡Yo le voy a dar, dezacatau’!

 

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Día 5 y final – SXSW Interactive 2012

Todo concluye al fin, nada puede escapar. Todo tiene un final, todo termina. Y más allá del terrible viejázo de VoxDei, le llegó la hora al South by Southwest, una de las mejores -sino la mejor- de las conferencias a las que asistí en mi vida.

Va entonces el resumen de este último día, que tuvo un cierre de oro.

 

Primera charla: Pinterest Explained: Q&A with Co-Founder Ben Silbermann

Debo admitir que me cuesta un poco encontrarle la vuelta a Pinterest. Tal vez sea porque estoy viejo, tal vez sea porque llegué al límite de mi grafo social o simplemente sea que me importa un rábano. Pero como dice el refrán, tantas moscas no pueden estar equivocadas por lo que quise escuchar de boca del mismísimo co-fundador, Ben Silbermann.

Debo admitir que, de entrada, pensé que el tipo tenía síndrome de Asperger o algo así, porque lo que tuvo que remar Christopher Dixon, el  CEO de Hunch para hacer hablar a este muchacho no tiene nombre. Pero a lo largo de la charla, me di cuenta de que en realidad, Silbermann era tremendamente tímido y muy humilde. Y para redondear, muy inteligente. Para empezar, es un ex ingeniero de Google, y es bien sabido que ahí no toman giles. Van algunas frase sueltas que llegué a garabatear:

– “No le den mucha pelota a los consejos. Hagan lo que realmente les parezca correcto”.

– Mientras que en Twitter todo es inmediato (nunca vas a ver un twitt de más de 48 hs. de antigüedad salvo que sea irónico) yo quería crear un servicio que estuviera más despegado de lo inmedianto, que fuera un poquito timeless”.

– “La gran idea de Pinterest: ayudar a la gente a descubrir cosas que no sabía que existían o que las querían”.

– “En nuestra empresa somos 20. Y muchos son ingenieros, pero no todos (Silbermann ES ingeniero). Para mi los ingenieros somo como los chefs de un restaurant- Nadie puede negar que los chefs son muy importantes, pero hay otro monton de gente que contribuye a que la experiencia de ir a un restaurant sea buena o mala”

– “Lo dificil de determinar cuál es el “Minimum Viable Product” (y acá fue un palo a Ries y el tema del lean) es que para mi, nunca sabés qué es mínimo y qué es viable.”

Ahí lo tienen: humilde, inteligente y pasándose -sin querer- allí por donde no llega el sol todo el temita de Eric Ries. Ya lo consideramos un amigo.

 

Segunda charla: Coding the Next Chapter of American History

Esta fue una charla para gringos. Ojo, no digo que haya estado mal, pero fue una de esas charlas en donde se encargaban de tema que -para un argentino- son detalles que están en la prioridad 598.380, cuando las primeras 10 son que la gente no se muera de hambre o que la inflación no se dispare más aún. Jennifer Pahlka es la directora ejecutiva de Code for America, una agrupación que se dedica a crear software para el funcionamiento del Estado. Y lo hacen con el convencimiento de que al hacerlo más eficiente, ayudan al país. Tiene razón, no lo niego, pero en repúblicas como Argentina o Venezuela, tenemos tanto que remar en otras direcciones, que era como un curso de pastelería en Darfour. Nadie niega la importancia de un buen merengue, pero otros temas nos vienen por delante.

 

Tercera charla y cierre de SXSW interactive:The Ultimate Bruce Sterling Talk

Si me faltaba alguien para tener el cartón lleno, era Bruce Sterling. Futurista, autor de ciencia ficción y cara de la primera tapa de Wired, como columnista invitado.

Sterling viene cerrando tradicionalmente el SXSW desde hace años, y lo hace con una mezcla de humor, mordacidad y puro enojo. Y como testigo, ahí estaba yo sentado en fila 3 como un groupie intelectual.Van, como siempre, frases sueltas. Y les aclaro que el tipo habla a la velocidad de una ametralladora:

– “La gente viene a ver mi charla y cada año estoy cada vez más enojado, porque objetivamente las cosas están peor. Y lo que es más malo: estamos completamente empeñados en mentirnos entre nosotros diciendo que todo está bien”.

– “Existe un nuevo fenómeno al que a mi me gusta llamar Stacks (social media integrada verticalmente). Y son cinco: Google, Facebook, Amazon, Apple y Microsoft. El objetivo futuro de los Stacks es tomar internet, invadirla y transformarla en algo irrelevante,

– “Es cierto que la información quiere ser libre, pero la información también quiere ser archivada, guardada y protegida”

Impresionante. Les recomiendo que busquen en el Stack Google el texto completo. Y cerró de la siguiente manera: “Ustedes son mi gente. Por eso, vengan a buscar sus libros”, y Sterling nos regaló a todos libros suyos.

Y viendo que South by Southwest Interactive era bueno, Ramiro decidió que volvería en 2013.

PS: Mañana va un post final de misceláneas y cosas intersantes alrededor del SXSW

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Día 4 – SXSW Interactive 2012

Si bien amaneció con una niebla terriblemente espesa, el pronóstico decía que -a medida que el día fuera avanzando- el cielo iba a ser cada vez más azul y el sol iba a brillar.

Y en cierta medida, no sólo fue cierto en lo meteorológico, sino que el día se puso cada vez mejor con cada una de las charlas. Hoy, fue una de esas veces en donde no podía creer mi suerte de estar en SXSW

Primera charla: 2012: You Bet Your Asteroid the World Won’t End

Fana del espacio como soy, no me podía perder esta conferencia. Dos motivos: por un lado, el tema y los participantes; por el otro, que era en el Driskill Hotel, una joya arquitectónica de 1880 que sigue en pie. El panel no podía ser mejor:  Don Yeomans, científico, Manager del Near Earth Object Program Office de la NASA en el Jet Propulsion Laboratory;  Phil Plait: Astrónomo, Autor, y Blogger de Bad Astronomy LLC; Veronica McGregor, News & Social Media Mgr, NASA-JPL NASA Jet Propulsion Laboratory y Stephanie Smith: Social Media Specialist, NASA Jet Propulsion Laboratory.

A pesar de lo que se puedan imaginar, la conferencia fue divertida. De reírse. No en poca causa por las intervenciones y presentación de Phil Plait, que es astrónomo pero fundamentelmente lo pone “nervioso” la gente que dice tonteras sobre astronomía. Por lo que se lo pueden imaginar explicando cada una de las razones por las que el mundo NO se va a acabar en el 2012.

En absoluto contraste, estaba el experto de la NASA. Serio, circunspecto, explicó todas las razones por las que el mundo SI puede acabar en el 2012, en el 2025 o en 3957.

En resumen: una apertura de la mañana con un altísimo componente nerd, pero me quería dar un gustito de una conferencia que no estuviera directamente relacionada con mi profesión.

 

Segunda charla: The Future of The New York Times

Que me dedico a los nuevos medios en televisión, diran ustedes. Y sí, tienen razón. Pero las adaptaciones son las adaptaciones y la experiencia de un diario como The New York Times a la caída de las ventas, a la amenaza del periodismo ciudadano, a los cambios de paradigmas. Es, en cierta manera, ver cómo hizo un primo cercano para curarse de una enfermedad que, uno lo sabe, tarde o temprano (más temprano que tarde) le va a agarrar a uno.

¿Descubrí algo nuevo? No. ¿Dijeron algo que no supiera? No. ¿Conocí cosas del New York Times que no conocía? Muchas. Lo malo es que esas experiencias estaban tan enquistadas dentro de la estructura de un diario que no me sirven a mi como responsable de la cara digital de un canal de televisión.  Creo que en buena medida lo flojón de la charla puede ser debido a que Jill Abramson, Exec Editor de The New York Times y Evan Smith, Editor-in-Chief/CEO de The Texas Tribune no eran las dos personas más alegres del mercado y la conversación era un poco monótona. Para terminar: me gustó mucho, pero no me voló la peluca.

Tercera charla: The Business of Kevin Smith

Antes que nada tengo que hacer un disclaimer: son fan de Kevin Smith. Fan de haber visto todas sus películas, todos us unipersonales y de haberme comprado hace unos años sus libros autografiados. O sea: fan, que le dicen.

Por lo tanto, no hay mucho que les pueda decir de la charla de Smith que no me parezca fabulosa. Se dedicó, fundamentalmente, a contar cómo había llegado donde había llegado y qué mecanismos utilizaba para comunicarse con su fan base de forma directa.

Ingenioso, directo, inspirador: todas estas cosas puedo decir de Smith. Y que yo estaba en tercera fila. Y que no puedo creer que lo haya visto en persona.

Cuarta charla: Ray Kurzweil. Expanding Our Intelligence Without Limit

Esta es otra de las charlas que va a dar para un post por separado. Imagino que mucho ya conocen a Kurzweil, su teoría de la singularidad, el upload de la conciencia y la vida cuasi eterna. Y si no lo conocen, ya les contaré en detalle. Solo les quería transmitir tres adjetivos que me parecieron muy destacados en don Ray: primero, que es muy muy muy muy inteligente; segundo: que tiene un ego muy muy muy muy grande y tercero: que si bien lo que dice es muy interesante, su forma de hablar es muy muy muy muy aburrida.

De todas formas, no pude creer que en un minuto lo tenía delante a Kevin Smith y 30 segundos después a Kurzweil. Sólo me faltaba Brian Eno y era cartón lleno.

 

Quinta charla: Changing the Channel: The New Golden Age of TV

Antes que nada, tengo que admitir que llegué a esta conferencia por error. En realidad, quería asistir aGreek to Geek: Classical Rhetoric & the Modern Web, pero un error de mi parte hizo que entrara a la que figura en el título de más arriba.

Pero no fue nada nada malo. Los participantes eran Andy Forssell,  SVP de Content de Hulu; Richard Linklater, director de School of Rock, A scanner darkly y otras más, un actor que no conocía pero que debo conocer porque me pareció interesante llamado Timothy “Speed” Levitch y el director del documental Supersize me y Where’s Osama Bin-Laden, Morgan Spurlock.

La charla consistió en las formas alternativas de hacer llegar el contenido al público (fundamentalmente Hulu) y cómo estas formas de distribución hacía que hubiera nuevos proyectos televisivos de productoras independientes que “daban en el clavo”. Muy en sintonía con lo que había dicho Kevin Smith a la mañana: el éxito llega de repente después de más de 10 años de matarse trabajando.

 

Sexta charla: Keynote de Al Gore y Sean Parker

A Al Gore todos lo conocen: vicepresidente de los Estados Unidos y creador del documental An inconvenient truth. A Sean Parker a lo mejor lo tienen por haber fundado Napster y por haber “aconsejado” a Zuckerberg en la creación de Facebook (para más datos, el que hacía de Sean Parker en la peli “The Social Network” era Justin Timberlake).

El tema del que hablaron: nuevos modelos de democracia. Así como suena. Nuevos modelos de gobierno apoyados en la tecnología para Estados Unidos.

Qué les puedo decir: si pudiera votar a Al Gore, lo voto desde presidente del mundo a administrador del consorcio de mi edificio. Me parece una persona brillante. También, me parece, da para un post aparte. Les digo sólo una frase que me causó mucha impresión: “De la misma manera que hubo un Occupy Wall Street, con la misma fuerza con la que detuvieron SOPA/PIPA, es el momento de un Occupy Democracy”.

Los muchachos Al Goriiiiiiiistaaaasss….

Nos vemos mañana: en el quinto y último día de SXSW interactive.

 

 

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Día 3 – SXSW Interactive 2012

Comenzamos el día con una anécdota. Hoy fue el cambio de horario, el famoso DST (Daylight Saving Time) que tienen los relojes. Y nadie avisó. Probablemente si uno es local lo tiene muy en claro, pero como aterrizado en paracaídas que es uno, no sólo no me enteré yo sino que cientos de visitantes a South by Southwest se comieron el garrón de perderse la primera charla del día. ¿Por qué? Porque todos nos levantamos “una hora tarde” por lo que llegué tarde al comienzo de la jornada. En resumen, si vienen a SXSW 2013, recuerden que en medio del evento, está el cambio de horario.

 

Primera charla: Accelerating Killer LatAm Startups

Como les dije antes, me la perdí olimpicamente. Era un panel compuesto por David Weekly, Founder & General Partner Mexican VC; Hernan Kazah, Cofounder & MP Kaszek Ventures; Pedro Torres Picón, Managing Dir. de Quotidian Ventures y Vanesa Kolodziej, CEO & Founder BA Accelerator. Qué iban a hablar, qué iban a mostrar: ni la más remota idea. Pero me da bronca no haberlo escuchados. Ufa.

Segunda charla: Can a Social Web of Things Keep TV Cords Connected

Esta sí que fue para alquilar balcones. El panel estaba compuesto por Alison Moore, Sr VP de Digital Platforms de HBO; Rhonda Lowry, VP Emerging Social Web Technologies de Turner Broadcasting;  Jack Flanagan, VP Sales de Bluefin Labs Inc y Gilles BianRosa, CEO de Fanhattan. Conocía todas las empresas representadas salvo la último (era un francés del que no me quedó nada claro qué hacía) y donde cada uno contaba la estrategia de sus productos.

HBO tiene dos bebés encima que no son nada despreciables: Game of Thrones y True Blood. Con ambas series trabjaron muho el tema de “social TV”. Por cierto, en palabras de Moore: “social TV es un término inventado por la prensa porque “interactive TV” nunca llegó a prender”. Un poco de razón tiene, pero no euivaldría una cosa con la otra. Pero volviendo a HBO, ellos crearon un excelente producto llamado HBO GO, que permite la experiencia de consumo de contenidos en múltiples pantallas y un trabajo excelente de “curación” de las actividades sociales de los fans de las dos series en los respectivos sitios. Como siempre, les tiro dos frases que pude anotar a lo largo de la charla:

Social TV siempre fue un factor importante para HBO: que la gente converse de los shows, que los comenten con amigos. Ahora, más que nada, se trata de desarrollar los productos adecuados en las plataformas adecuadas,

El mayor peligro que tenemos es caer en la tentación de querer adueñarnos o dirigir la conversación en las redes sociales.

Uno de los conceptos interesantes que usaron tanto la mujer de HBO como de Turner fue el de “associative drift” (que en un primer momento pensé que era “social drift”, pero el inglés me jugó una mala pasada). El associative drift -traducible de mala manera como deriva asociativa- es la concatenación de actos que hacen que el usario / fanático primero haga un twitt, que eso lo llevé a una página del show, que la página del show lo lleve a la de venta de merchandising y que esa la lleva a la compra del DVD, lo que lo lleve a los horarios del show… en pocas palabras, la posibilidad de ir “guíando” al usuario en la asociaciones no tan libres que se generan en la navegación.

Evil y brillante a la vez.

 

Tercera charla: Jeffrey Tambor’s Acting Workshop

No podía dejar de verla. Parece que, por lo general, esta charla siempre se hacía para los participantes de SXSW Film, pero este año, por primera vez, se hizo para la gente de interactive.

Im-per-di-ble.

Por si no lo conocen, Jeffrey Tambor es un actor que tiene muuuuuchos años de televisión, un “gran segundo” que -en mi caso- siempre va a ser recordado como el jefe de Edison Carter en Max Headroom, pero más que nada como Oscar Bluth en Arrested Development.

En este workshop Tambor toma a dos actores elegidos de entre el público y los va haciendo representar una escena. Es un diálogo simple, de una discusión de una pareja. Pero con diferentes técnicas -que pueden ser aplicables como parábolas de la vida- va a llevando a los dos actores por un paseo de formas de actuación, anécdotas personales, etc. Resultado final: el diálogo juro que me puso la piel de gallina. Y el “muchacho” elegido, un australiano, es una lástima que no lo volví a encontrar porque le quería decir que cuando gane el Oscar, supiera que yo nunca lo dudé desde que lo vi está mañana sobre el escenario.

Oscar Bluth en carne mortal me habló directamente a mi. En tercera fila. Y fui muy feliz.

 

Cuarta charla del día: Funny Or Die: Future of Comedy & Everything Else

¡Ah…  qué ganas tenía de escuchar esta charla! Yo y las 500 personas que pudieron entrar. La diferencia es que ellos entraron y yo me quedé afuera. La fila era ridiculamente enorme. No sé como explicarlo sin entrar en una larga narrativa de la arquitectura del Austin Convention Center, pero creanme que les digo que fue la fila más grande que vi hasta la fecha.

Cuando la charla falla: aprovechá para reunirte con gente.

Esta es una lección que se pueden llevar a casa gratis. Si -como yo- no son muy amigos de las fiestas (y de hecho, creo que en las fiestas no se conoce a nadie) la charla que no fue es un gran momento para ir a ese meet up que de otra manera no irías. Tenés una hora y media para concoer gente y contacto. Y así fue. Pero como muchos son relacionados con el trabajo y con proyectos y no les pregunté si podía comentarlos en la web, lamentablemente me voy a tener que hacer el misterioso y no les voy a poder decir de qué hablé o con quiénes. Si les aseguro que conocí un montón de gente interasante y -lo que para mi es más importante- buenas personas.

Una miscelanea: me preguntaron por línea privada cuáles eran los libros que había comprado hasta ahora. Les doy la lista hasta el momento (nada garantiza que no siga creciendo):

Abundance: The Future Is Better Than You Think

In The Plex: How Google Thinks, Works, and Shapes Our Lives

Unstuck: 52 Ways to Get (and Keep) Your Creativity Flowing at Home, at Work & in Your Studio

Schuyler’s Monster A Father’s Journey with his Wordless Daughter

The Man Who Lied to His Laptop: What Machines Teach Us About Human Relationships

Reality Is Broken: Why Games Make Us Better and How They Can Change the World

Bad Astronomy: Misconceptions and Misuses Revealed, from Astrology to the Moon Landing “Hoax”

Death from the Skies!: The Science Behind the End of the World

Siendo la una de la mañana en Austin y considerando que mañana viene un super día. Habla Ray Kurzweil y unos cuantos más.

PS: Jeffrey Tambor comfirmó que se van a hacer 10 capítulos de precuela en Netflix y luego viene la película de Arrested Development. Yeah. “Que se apuren antes de que tenga que filmarla con un bastón”, fue la frase final.

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