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Kaufman lo planteó en Eternal sunshine of the spotless mind, y Philip K. Dick en We can remember it for you wholesale (que después se transformó en Total Recall): la posibilidad de eliminar recuerdos.
¿Un soldado que vuelve de la guerra y por la noche lo acosan los recuerdos de camaradas muertos? ¡Borrón y cuenta nueva! ¿La pareja que perdió a su compañero/a y no logre sobreponerse? ¡Como si nunca lo hubiera conocido!
Todo es cuestión de manejar una enzima, la alfa calcio/calmodulina-proteína dependiente kinasa II (αCaMKII, para los amigos).
Según un estudio conjunto del Medical College de Georgia y el Shanghai Institute of Brain Functional Genomics (juro que existen, o al menos tienen un website que personalmente busqué) a ratas que habían sido entrenadas para evitar una descarga eléctrica, cuando les inhibían la enzima, la pobre rata se electrocutaba alegremente como si nada hubiera pasado en su pasado (linda cacofonía). En pocas palabras: la experiencia desagradable que permite la acumulación de experiencia (cómo estámos hoy con las repeticiones) fue eliminada temporalmente. Cuarenta minutos de ratas que se autopicaneaban hasta que, en un momento, cuando el efecto de la droga pasó, o sintieron que tuvieron un deja vú o se acordaron del asunto.
Obviamente, el proceso es experimental, pero demuestra la validéz teórica y práctica del poder borrar recuerdos específicos en la memoria de corto y largo plazo.
Entre los muchos efectos positicos, están el que nadie -o al menos poca gente – podría cantar:
Mem’ries,
Like the corners of my mind
Misty water-colored memories
Of the way we were.
Fuente: Scientific American
