Creo que a J. L. Borges hay que llegar en un momento determinado. No a tontas y a locas, sino que es como una especia de vino bueno (metáfora complicada, ya que soy abstemio) pero que sólo se puede entender, se puede degustar, después de haber leído determinados libros, haber vivido determinadas cosas o haber visto determinados lugares.
Todo eso o de puro gil nomás, la cosa es que recién ahora leí a Borges.
Corto y claro: qué escritor.
Es la medida contra la que se pueden comparar todas las plumas de latinoamerica, toda la literatura de habla hispana. Realmente me avergüenza que Borges y yo compartamos no ya el mismo idioma, el mismo alfabeto. En lo que a mi respecta, no creo que nunca, ni esfórzandome a ello, pueda llegar a escribir una sola línea con la gracia, la exactitud, la elegancia, la belleza de este viejo ciego mala onda.
El Aleph -en un sentido estricto- es un libro de cuentos. Para mi, es un catálogo de literatura, de esos que -a los que nos gusta leer- nos dan ganas de empezar a romper todo apenas termina cada relato.
Me hinco ante su grandeza. Así nomás.
(N. del A: la tapa que ilustra este post es la de la edición original de 1949. Obviamente, no fue ese el ejemplar que tuve entre las manos, sino otro que me regaló mi adorada wife, de la biblioteca fundamental de La Nación).
una maravilla. otros recomendables: el libro de arena y, el clásico, ficciones
Puf, no sabés como te entiendo, sólo que a mi “no me llegó el momento”. Tengo “El libro de arena” ahí cerquita, lo intento y no lo logro y s medio terrible andar diciendo, “no me gusta Borges”. Yo intento creer que es eso, que hay que saber esperarlo.
Ya lo decía él: cuando un libro no te guste, cerralo, dejalo un tiempo y volvé a probar
El libro de arena, dicen, es ideal para la playa.
Chan!
Ramiro, haceme acordar que te cuente mi encuentro con María Kodama, uno de los picos más altos de mi vanidad…mientras tanto, te dejo uno de los tantos textos que de JLB me gustan:
http://www.nietzscheana.com.ar/borges_ciclos.htm