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Volviendo a la oficina luego de una reunión -al menos en apariencia- exitosa. Voy manejando por Santa Fe con intenciones de doblar en Juan B. Justo. Un poco antes de llegar Fitz Roy, veo algo que no puedo creer: una vehículo hecho enteramente de libros.
Me acerco como puedo, desesperado manoteo la Blackberry y le ordeno taxativo a mi acompañante:
– Hacelo.
– ¿Eh? -me responde.
– ¡¡Que le saques una foto, porrrr Diossss!!
“Hacelo”, por otra parte, es una jerga de croniquero de gráfica. Cuando se obtiene la foto buscada (de un personaje, de una cosa) se dice que “lo hiciste”.
El punto es que Fratantoni, el hombre más canchero del mundo, volvió a hacer gala de su título y “lo hizo” holgadamente hasta que el ¿tripulante? del vehículo le hizo un “evil eye” de aquellos y dobló en Fit Roy o por ahí cerca.
¿Qué demonios fue eso? Por suerte, en uno de los costados, tenía un url: armadeinstruccion.com.ar.
Un googleo después, salió esta historia (copio textual):
“El arma de instrucción masiva es una escultura que tiene la propiedad de regalar libros y aceptar donaciones de los mismos.
El ADIM (Arma De Instrucción Masiva) trata transitar por villas miserias, escuelas carenciadas, bares, casas de campo y lugares donde los libros raramente llegan y donde la soledad rodea.
El ADIM también es una intervención callejera, una pieza maestra de arte, una protesta, una imagen de otra dimensión puesta en ésta.
Es el automóvil diario de su creador y juntos van a casi todos lados, siempre que no llueva.
Sí el arma se cruza en tu camino no dudes en elegir un libro, llévatelo y comprométete a donar algunos libros que tengas en tu casa, el ADIM pasa y los recolecta.
Las donaciones de libros han sido escasas pero muy significativas, tratamos de formar una red de conexión entre aquellos que compartan la visión.
El ADIM es un mensaje concreto que rompió las paredes de los museos, blibiotecas. Y las barreras del arte.”
Maravilloso.
Simplemente maravilloso.
Fuente: armadeinstruccion.com.ar
El alma periodística nunca se pierde (sólo se transforma en new media, no?)
“El ADIM trata transitar por villas miserias, escuelas carenciadas, bares, casas de campo y lugares donde los libros raramente llegan”
Aunque quede pintoresco ayudar en esos lugares, el problema no es que los que no tienen plata no lean. ¡El problema es que los que SI tienen plata tampoco leen! ¿Cuantas casas de clase media tienen bibliotecas? ¿Cuantas personas de las que viven en nuestros barrios no tocan un libro hace años? ¿Uno no lee porque sólo porque no tiene plata?
Tiene luces y patente! La envidia de muchos colectivos porteños.