Como diría Luis Miguel: “no sé tu, pero yo” era un muy mal alumno en el colegio primario y mediocre del montón en el secundario. Lo peor es que en la universidad fue un alumno excelente y hoy sigo estudiando, enamorado de las matemáticas, de la historia, de todo lo que se pueda aprender. ¿Por qué el cambio?
Comentando este tema con mi padre, recordándole lo mal alumno que yo solía ser, me dijo: “Y claro, no estudiabas”. Y como una acto de magial, la indignación, la frustración, volvió a hacer nido en mi pecho como el rayo misterioso. ¿Quién dijo que no estudiaba? Me pasaba horas y horas delante de los libros. ¿Qué es lo que fallaba?
Tuve que esperar hasta los 42 años a que Daniel Pennac publicara “Mal de escuela” para enterarme del por qué. El mismo Pennac, parece, era un mal alumno.
En resumen -y al punto del post- el libro es ma-ra-vi-llo-so. A tal punto que dos veces logró hacerme un nudo en la garganta.
Si fuiste mal alumno. Si nunca entendiste por qué: este es tu libro.
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Meta
Mi hermana tuvo un alumno particular hace dos años. Lo tomó gratuitamente, al ver la desesperación de sus papás, para darle clase de matemática. El chico había llegado (increíblemente) a tercer año secundario sin saber restar. No hablemos de cosas mas complejas, como dividir, o sacar un porcentaje. Sin embargo, logró aprender mucho en poquísimo tiempo. Salvó la materia que tenía previa y hasta enseñó a su mamá lo que era la inflación. Para su escuela, segurmanente era un pésimo alumno. Pero los que fueron pésimos, a lo largo de 15 años, fueron sus docentes, que no se sentaron a su lado a ver qué fallaba en su forma de aprender.