Piedra, Kindle y tijera



No fue sino hasta este año (y por la generosa recomendación de mi buen amigo Juan Pablo Degiovanni que fue quién me abrió los ojos) que no había comprado un Kindle. ¿Las razones? Me gusta leer. Mucho. A tal punto que -cosa que comparto con mi señora esposa, la misteriosa @chicaequis– tengo casi un fetiche con los libros, por lo que en mi casa las bibliotecas y donde guardamos los libros son temas recurrentes en casa.
¿Por qué, entonces, iba a abandonar un formato que me dio -y me da- tantas satisfacciones? Tengo un iPad y sé que leer en un display no se compara con el leer en el papel. ¿Por qué iba a cambiar?
Aaah… ignorante.
“Mhriá tovagú tar, nito (Mirá esto que te va a gustar, negrito)”, dijo Degiovanni con esa forma tan entreverada que tiene para hablar mientras me alcanzaba el e-reader. Y entendí. Entendí todo. Una epifanía.
Quería un Kindle. No, me corrijo: necesitaba un Kindle.
Ojalá pudiera tomar un café con todos los que leen este blog (de hecho, creo que podría efectivamente tomar un café con todos lo que leen este blog: no es tanta gente) y mostrarles un Kindle de primera mano. Todos oímos hablar del e-paper y de la e-ink y. Pero sólo cuando lo tenés delante te das cuenta de que, increíblemente, estas viendo papel. Pero display. Pero papel. Pero display. Pero papel.
El Kindle viene con un mensaje de bienvenida de Mr. Jeff Bezos, que dice en una parte: “Our top design objective, was for Kindle to disappear in your hands – to get out of the way – so you can enjoy your reading. (Nuestro objetivo principal a la hora del diseño era que el Kindle desapareciera en sus manos -que se salga del medio- para que usted pueda disfrutar de su lectura)“. Y eso es lo que ocurre. Cuando se pone uno a leer, el aparato desaparece, se va y sólo queda el texto, la imaginación y el autor.
Walter Benjamim en el libro “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” describe el concepto de “aura” a la hora de un consumo cultural (él hablaba más que nada de la pintura, pero vamos a ser generosos y extenderlo). ¿Qué es lo que hace diferente de escuchar a Pavarotti en el Colón que escucharlo en un CD? El aura que rodea la primera experiencia. Lo mismo podemos decir de ver una película en un cine o en un DVD en casa. Sin embargo -y acá viene lo del “aura”, que lo cuento porque es útil ,no para hacerme el “léido”- el Kindle y el libro en papel tienen el mismo aura. Es decir, el acto del consumo, la fruición, es la misma en un soporte o en otro.
¿Significa esto que desaparecerán los libros en papel? Never, never de los neveres. Y entonces… ¿qué hacemos con el papel? Más allá de la respuesta obvia y pueríl que estan pensando (la misma que pensé yo, seguro) existe una teoría interesante.
En mi panteón de heroes intelectuales tiene un lugar muy especial Paul Saffo. ¿Quién es? Me hizo gracia una descripción que encontré y que es muy acertada: future-thinking extraordinaire y Silicon Valley supremo. O sea. Es el director -y creador- del Institute for the future. Tuve el honor de escucharlo en 1995 en un curso que hice en el exterior y desde ese momento, como dice la hinchada, lo sigo a todas partes.
Otro bebé de pecho intelectual es Bill Moggridge, co-fundador de Ideo junto a Kevin Kelly y autor de un libro multimedia llamado: “Designing Media“. La obra consiste en una serie de entrevistas con personas tales como Chris Anderson, Neil Stevenson, Jimmy Wales, Craig Newmark, Mark Zuckerberg (disclaimer: no hay obligación ni mérito alguno en saber de antemano quiénes son los nombres dichos anteriormente)y por supuesto, Saffo. Y dejenme mostrarles el video que aparece en el libro de Moggridge sobre lo Mr. Saffo piensa sobre el papel (audio en inglés):


Hay papel para rato. Mucho. Si no, simplemente piensen en un libro de editorial Taschen en un Kindle: no va a andar.
En resumen: si pueden comprarse un e-reader, háganlo. No ponen en riesgo la industria del libro tradicional. No son traidores al soporte tradicional. Y si el último término lo fueran, a Guttemberg le decían lo mismo.
Y mal no le fue.


PS: la funda del Kindle de la foto es una Dodocase, la mejor funda para Kindle de la historia. Más info en www.dodocase.com

Posted in Lenguaje y comunicación | 4 Comments

4 Responses to Piedra, Kindle y tijera

  1. Andy Werner says:

    Concuerdo contigo, estimado. Desde que tengo Kindle leo el triple. Me dan muchas ganas de tenerlo en la mano, llevarlo de viaje, usar el wishlist de Amazon para planear futura lectura.

    Si viajás (form factor) o leés en inglés (velocidad de entrega) y no le tenés miedo al formato creo que el Kindle es para vos.

    Si te gustan los objetos y querés decorar tu casacomprate una estatua.

  2. MAt says:

    Y ni te cuento lo que es tener el kindle ycomplementarlo con Readability (http://wwwreadabilitycom/) o Instapaper (http://wwwinstapapercom/). Ya no leo no los blogs en una pantalla que emita luz, me pasa todo automatica,comoda y magicamente al kindle.

  3. Rodrigo Cremaschi says:

    El Kindle (y los e-readers en general) son incríbles.compré uno y al instante se lo regalé a mi hermana. ¿Por queeeé? Solo para podercomprarme otro y que mas personas disfrutaran de lo que yo había logrado disfrutar durante pocos minutos. “Spread the word”.

    El operativo del aparato tiene fallas imperdonables, pero la funcion de mostrar el texto en pantalla (aún a pleno sol) es impagable.

    Si bien en Argentina no se vende el Kindle, se consigue el Papyre. La tecnología de e-ink en la misma y hay mas variedad de modelos (touch, con pantalla adicional en color, etc).

    Como dice Ram, nunca leer en una pantalla fue tan parecido a leer en papel.

  4. MAt says:

    Y finalmente, terminé mi propio post sobre el kindle:
    The best digital reading experience
    http://bit.ly/nloPzk

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